Los investigadores aseguran que utilizaba como 10 nombres distintos para no ser detenida, pero todos los de su entorno la llamaban “La Jefa”. Carla Antonella Sánchez nació en Concepción y siendo muy joven se mudó a Santiago del Estero. Allí formó pareja y, según la acusación de la Justicia Federal, habría comenzado una singular carrera en el mundo del narcotráfico. El jueves fue detenida en un barrio privado de Yerba Buena al estar acusada de liderar una organización que se dedicaba a la distribución de marihuana en toda la región y el sur de nuestro país. El documento que les mostró a los uniformados decía que se llamaba Andrea Corbalán. Nadie le creyó y pasó la noche en un calabozo.
Ayer no hubo mesa en el sur de la provincia donde no se hablara de ella. “Siempre fue una chica muy atractiva. Era muy conocida porque salía con gente importante de la ciudad”, explicó Laura, una vecina que habló sobre la joven, pero pidió que su apellido se mantuviera en reserva para evitar algún tipo de represalias.
Hija de un comerciante oriundo de otra localidad del interior de la provincia, según la información recogida en el sur, le gustaba estar bien vestida y llamar la atención con su figura y simpatía. Muy pocos recuerdan el día que se marchó de Concepción. Muy pocos sabían que se había mudado a la vecina provincia. La veían cada vez que volvía a visitar a sus familiares.
Cambio de vida
En Santiago del Estero, siempre según los investigadores, se enamoró y se instaló en La Banda. Allí abrió una boutique en la que vendía ropa de última moda y de las marcas más costosas. Ese negocio en realidad habría sido una pantalla para blanquear el dinero que conseguía vendiendo droga junto a su primera pareja, J.S., que estuvo detenido al estar acusado de proxeneta y de narcotraficante.
En el expediente judicial aparece cómo fue detenida por primera vez por una causa vinculada a drogas. La acusaron de estar comercializando drogas en una festividad religiosa que se desarrollaba en Sumampa y que moviliza a miles de fieles. Después de recuperar la libertad por esa causa, siempre de acuerdo a la versión de los investigadores, junto a su pareja comenzó a montar una organización supuestamente dedicada al tráfico de marihuana a gran escala. También tuvo una hija que actualmente está al cuidado de sus abuelos.
Las visitas a su Concepción natal comenzaron a ser cada vez más frecuentes. Siempre lo hacía en autos de alta gama, muy bien vestida y acompañada por hombres, muchos de los cuales no eran muy bien vistos en esas tierras. Por ese entonces nadie se imaginaba a qué se dedicaba.
Con el correr del tiempo fue ganando espacio. Se separó y formó pareja con otro santiagueño, que también tenía antecedentes y pasó un buen tiempo encerrado al haber sido acusado de narcotráfico.
La vida parecía ser maravillosa para “La Jefa”. Estaba al frente de un negocio que para muchos era sólo para hombres. Al parecer ella lo había hecho crecer a límites insospechados. Pero 2014 no fue un buen año. En poco menos de tres meses, el imperio que creyó haber construido se derrumbó totalmente. De ser una empresaria exitosa, pasó a ser una de las personas más buscadas del país por la Justicia Federal.
El juez federal de Santiago del Estero Guillermo Molinari la acusó de ser la cabecilla de una banda que traficó al menos 1.500 kilos de marihuana. Esa fue la cantidad de droga que se le secuestró a la organización, no toda la que se supone que manejó, ya que el grupo detenido tenía un campo en el interior santiagueño con una pista de aterrizaje clandestina.
Cambio de residencia
Acaso acorralada por los investigadores, Sánchez decidió abandonar La Banda. Los pesquisas sospechan que estuvo escondida un tiempo en Termas de Río Hondo y después se instaló en Casas de Campo, el barrio privado de Yerba Buena donde fue detenida. Los vecinos del lugar aún no pueden salir de su asombro. No pueden creer que esa joven esté sospechada de haber liderado una banda de narcotraficantes. Pocos son los habitantes del barrio que quieren hablar sobre la vecina “famosa”. Tienen terror de sufrir represalias por parte de los integrantes de la organización que quieran vengarse por la detención de su jefe.
Sí aseguran, como lo anticipó LA GACETA en su edición de ayer, que tenían pensado presentar una queja al administrador del barrio. Según sus palabras, la joven, que siempre estaba impecable -bien “producida”, fueron las palabras que utilizaron para describirla- y tenía la costumbre de recorrer las calles interiores del vecindario en autos de alta gama y a toda velocidad.
Varios vecinos, por el estilo de vida que llevaba, sospechaban que manejaba una empresa de acompañantes o estaba involucrada en la trata de personas. Jamás se imaginaron que Gendarmería se presentaría en el barrio para allanarle la casa donde estaba sola, porque no vivía con su hija. Tampoco pensaron, como si se tratara de una película, que uniformados fuertemente armados incautaran vehículos, motocicletas, drogas y dinero en efectivo de la casa de la mujer que siempre vestía bien y que circulaba fuerte con sus autos lujosos.
Supuesta ilegalidad
- La Justicia Federal considera que cuenta con pruebas suficientes para probar que Carla Sánchez, de 28 años, es jefa de una banda narco.
- La supuesta carrera delictiva de esta mujer empezó en Santiago, donde junto con J.S., su ex pareja, formaron una asociación ilícita.
- Tras la detención de J.S., Sánchez tomó el control de toda la organización que le permitía traficar cargamentos millonarios de estupefacientes.
- Sánchez era buscada por la Interpol desde agosto de 2014 por lo que la imputada solía cambiar de domicilio e identidad frecuentemente.